Una hermosa realidad
Por Mamely Ferreti
Cerramos un año que dejó muchas victorias y gratos sabores. Institucionalmente, el gobierno de reconciliación y unidad nacional alcanzó grandes propósitos en el ámbito económico, político y social que hoy hasta sus detractores lo están reconociendo.
También se ha logrado con ello, porqué no decirlo, la plataforma sobre la que el partido sandinista habrá de apuntarse una nueva y grandiosa victoria que le permita continuar con la obra revolucionaria que ha reiniciado en 2007 para el bienestar de los menos favorecidos.
Sin embargo, en su mezquindad la derecha ha pretendido no darle crédito al gobierno sandinista y al presidente Ortega, y en su afán de negarle todo mérito se culpa por la oportunidad que ha tenido el sandinismo de gobernar bien.
Ninguno de los gobiernos anteriores administraron al país con tanta responsabilidad como lo ha hecho Daniel Ortega quien ha logrado lo que no hicieron los otros; un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Incluso aquellos que dijeron desde sus tribunas que todo estaba yendo mal en la conducción económica debieron tragarse sus palabras y ahora hablan, no les queda otra, de las cifras positivas alcanzadas por el país, conducido por el FSLN.
Otros dirán que aquí se ha fortalecido el gobierno de un partido que ha pretendido instaurar una dictadura que nadie ve por ninguna parte, puesto que aquí no hay persecución política, no hay reos políticos y a nadie se le ha impedido decir lo que se le venga en gana. Incluso hablan y escriben hasta más de la cuenta y aquí nadie les dice nada, nada en absoluto.
Es decir, este país se ha desempeñado durante el año 2010 con todas las garantías constitucionales establecidas en nuestra carta magna, incluso hasta los amigos de la derecha vinieron a constatar que no hay nada de las supuestas violaciones a los derechos humanos que los enemigos no del FSLN sino de Nicaragua han llegado a denunciar en otras latitudes.
Recuerdo el enfado de quienes se estrellaron contra sus propias pretensiones cuando aquellos gringos vinieron a decirles que debían ser los mismos inconformes quienes busquen la solución a sus problemas domésticos.
Es fácil comprender el llanto de aquellos que en su desesperación ya ven el inminente triunfo de Daniel Ortega en los comicios de noviembre próximo porque no van unidos todos los de la oposición.
Hay muchos intereses en juego, por no decir dinero, porque aquí en este país donde muchas cosas son permitidas, y aunque algunos dicen que viven casi esclavizados por el FSLN, hasta los que pierden ganan.
Lo cierto es que no pueden con la habilidad de un partido que da todo en el terreno por llevar a cabo sus ideales que son los de realizar cambios profundos en el país.
Algunos han llegado al extremo de rogar, (casi los veo de rodillas) pedir a los que no están convencidos de aliarse con este o con aquel, que se junten porque la oposición dividida solo beneficia al sandinismo.
Hagan lo que hagan, los señores de la derecha deben entender que no hay vuelta de hoja, que en este país el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha trabajado bien para continuar gobernando a los nicaragüenses yo diría no solo por cinco años más, sino que por muchos más.
Duela lo que duela, así lo decimos en este momento
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